La historia del Conflicto Árabe –Israelí tiene sus comienzos en el relato bíblico




Todos los acontecimientos de nuestras vidas tiene sus origines en el pasado, y el tema del que voy a hablar hoy se remonta a  antes de Cristo. De manera particular me procupa la situación que se vive en el medio Oriente, en donde se vive una constante sosobra, violencia y odio hacia elpueblo de Israel.

Dios había prometido bendecir a Abrahán y multiplicar su descendencia como las estrellas del firmamento (Génesis 15: 5), también había prometido que en Abraham serían benditas todas las naciones de la tierra. Tenía pues Abraham una promesa hecha por Dios de que él sería bendición para todas las generaciones sucesivas. Pero había aquí uno de esos problemas en que los humanos no vemos otra salida que lo que muchas veces llamamos un plan B. El problema era que Sara la Mujer de Abraham era estéril (Génesis 16:1.) Siendo que era estéril, la pregunta desafiante desde el punto de vista humano era ¿cómo se cumpliría la promesa de que la descendencia de Abrahán sería como las estrellas que surcan el universo- muy difícil de cuantificar por cierto? Pues bien la estrecha percepción por parte de Sara, en cuanto al poder extraordinario de Dios, hizo que esta siguiera el curso de acción más obvio, y la salida que humanamente sabemos era más fácil, efecto fluido, es decir seguir el curso de recorrido más fácil. En tanto que ella era estéril, se infiere que la descendencia de Abrahán solo - y solamente si- sería posible en la medida en que Abraham tuviera otra progenitora diferente para su descendencia, (Génesis 16:1-2) y quien más recomendado para esa importante misión que Agar, la esclava Egipcia, (Gálatas: 4:25) (Génesis 16:1-3).

Aquí había un problema tremendamente complejo, pues quien fuese el hijo de Abrahán seria el heredero de la promesa, y la promesa además de incluir aspectos como: Ser bendición para todas las naciones y de ser numerosos como las estrella del firmamento, tenía un componente que habría de convertirse en el objeto de conflicto por los siglos venideros; a saber el Territorio. Era en este aspecto tan importante, el cual Dios había prometido a Abrahán una de las cosas más significativas que esta potencialmente concebida una lucha milenaria, nunca previó Abrahán que ese día cuando firmara el contrato con Dios, (Génesis 15:18) en el que decía: "... a tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande (Nilo), el río Éufrates..." Estaba firmando un contrato que causaría grandes debates en el curso de la historia; pues el contrato no fue en ninguna manera malo, lo que sí fue malo fue lo que hizo Abrahán que casi complicó e hizo confusa la forma de entender a quien se aplicaría la cláusula primera del contrato.

Pues bien el contrato había sido concebido, pensado y entendido partiendo de un hecho plenamente claro y era que la descendencia de Abrahán era un hijo suyo (Génesis15), pues bien nació Ismael, hijo de Abrahán, era potencialmente heredero, ¿había de heredar Ismael?, ¿No era él acaso descendencia de Abrahán?, Pues viendo el asunto desde esa óptica, los Árabes descendientes de Abrahán (provenientes de la unión con AGAR la egipcia que era Árabe) estaban llamados a reclamar la promesa: Bendición para multiplicarse, bendición para prosperar en abundancia, bendición para ocupar el territorio que aparece delimitado en la cláusula primera del contrato con Abrahán; ¿después de todo que otros argumentos habría para decir que no?. Aparentemente ninguno. Eran hasta entonces los árabes descendientes de Abrahán herederos indiscutibles de la promesa. Y los celos y las disputas no se hicieron esperar, el conflicto de medio oriente, antes de librarse donde históricamente se ha librado, se libró primero en la casa de Abrahán, (Génesis 16:4-5) pues la Egipcia Agar, sacaba el contrato y ponía de presente a Sara (la semita) que ella (Sara) no tendría parte en la herencia y al morir Abrahán el pueblo que surgiera de la descendencia de su hijo (Ismael) se adueñaría de toda las bendiciones y posesiones objeto de la promesa. Todo cambió cuando se le informó a Abrahán que el hijo que había tenido de Agar, no heredaría y que parecía que no había leído bien la letra menuda del contrato en lo referente a una cláusula que textualmente se repite en Romanos 9:7: ... ni por ser descendientes de Abrahán son todos hijos (de la promesa); sino: En Isaac te será llamada descendencia... Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos (...) (de que habla el contrato) sino los que son hijos según la promesa son contados como descendientes, porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. Esta parte del contrato no había sido muy analizada y al nacer Isaac - el cual se había anunciada por profecía y promesa – se creyó que compartiría la promesa con Ismael, y este pensamiento se alimentó en la mente de Agar, y mucho más cuando su hijo, ostentaba la ventaja de ser el mayor, condición, esta que lo ponía muy cercano a la categoría del ser el primogénito.



Pero en el momento en que se había analizado ya la cláusula de exclusividad de la herencia solo para un hijo nacido de Sara y prometido por Dios, Sara empezó a hacer valer su condición de exclusividad y le dijo a Abrahán que tenía que echar a la sierva, pues ella(Agar) y su hijo según, la promesa no podían heredar: Respondió Dios: ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamaras su nombre Isaac y confirmaré mi pacto con él, como pacto perpetuo con sus descendientes después de él(Israelíes-Judíos)... En cuanto a Ismael, también te he oído; He aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera, doce príncipes engendrará, y haré de él una gran Nación (Los Árabes-Musulmanes)... mas yo estableceré mi pacto con Isaac el que Sara te dará a luz el año que viene"(Génesis 17:19-21) Con estos argumento Sara plantea a Abrahán la innegable realidad establecida en el contrato: Ismael, no podía heredar, y antes de que esto se complicara más debería irse Agar la sierva con su hijo. (Génesis 21:8-10) Esto fue motivo de preocupación para Abrahán, pero la propuesta de Sara fue confirmada por Dios: "Entonces dijo Dios a Abrahán: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia". (Génesis 21:12. Lo que está claro aquí es que la promesa tenía una plena aplicación a Isaac, Ismael era un personaje nacido de Abrahán, pero dadas sus circunstancias no aplicaba para la promesa, en razón a las cláusulas del contrato. Pero si es válido resaltar un hecho y es que Dios también bendijo a Ismael y fue mucho más allá augurando y garantizando que Ismael sería el padre de una gran nación, no deja dudas, inferir que se refería a las naciones Árabes que hoy día conocemos. Pero al analizar las condiciones del contrato nos hallamos con que no aparece asignado a Ismael y a sus descendientes territorio, como el que se le asignó a Israel dentro de un concepto de contrato perpetuo. No hay ninguna delimitación, ni mucho menos mención de territorio alguno para los descendientes de Ismael. Pues estos se les mencionan que serían una gran nación, se les menciona la prosperidad pero no se dice que la promesa para ellos tiene el componente del territorio. Quizás por eso se entienda el hecho de que Ismael fue expulsado de la jurisdicción de Abrahán, y territorialmente fue despojado. El destino de Ismael de allí en adelante sería un asunto directamente de Dios, él se encargaría de cumplir lo que había dicho respecto a Ismael. Pero en el territorio de Abrahán y en la delimitación hecha para Isaac y sus descendientes era claro que no había lugar para Ismael.

Según la promesa de Dios a Abrahán, paralela a la nación de Isaac habría de crearse otra gran nación, a saber la nación de los descendientes de Ismael. , En repetidas ocasiones Dios se tomó la tarea de dejar muy en claro esto. (Génesis. 17 y 21).

Dios no excluyó a los demás pueblos de su propósito de bendecirlos. Lo único que hizo fue un pacto con el pueblo de Israel para que oficialmente anduvieren en sus caminos, preservaran el conocimiento de Jehová e hicieran extensivo este mensaje a los demás pueblos; mucho más, cuando por ese accionar proactivo de los descendientes de Abraham, Dios se proponía bendecir a todas las naciones.

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